La reducción en el uso de plásticos llega a las grandes compañías, que anuncian sustitutos eco-friendly para sus envases como el papel y el PLA. ¿Cómo saber si son realmente sostenibles?

En tu bar preferido, el camarero te sirve tu combinado habitual y, al terminar, arruga las botellas y las tira en el contenedor azul, junto con otros tantos envases de papel. ¿Realidad o ficción? Por ahora no es más que una idea, pero ya hay compañías importantes que aseguran tener sus departamentos de I+D trabajando en ello y prometen tener resultados muy pronto.

No es la primera vez que oímos como grandes productores anuncian su apuesta definitiva en pro de la sostenibilidad y, en demasiadas ocasiones, tales anuncios no acaban transformándose en un producto realmente beneficioso para el medio ambiente.

Conseguirlo es complicado, pues hay multitud de variables a tener en cuenta y la simple sustitución de un material por otro no ataja el problema de fondo. ¿Estamos frente a un movimiento realmente significativo, o es simplemente greenwashing?

Envases de papel multicapa

Ya existen varias compañías produciendo prototipos de botellas de papel. Por el momento, es un tipo de envase que consta de una cubierta externa de papel y un recubrimiento interno de plástico, pero están convencidos de que van a conseguir un producto final sólo de papel, 100% reciclable y compostable. El reto parece complicado, y habrá que ver la evolución de su botella hasta el producto final.

Por el momento, y aunque la reducción de plástico es real, las primeras versiones son envases de multimaterial que, como ya sabemos, tienen muy mala reciclabilidad real, y lo que en apariencia es una mejora, en la realidad, a día de hoy, sería añadir más resíduos a nuestros vertederos.

Los envases de bioplástico toman la delantera

Quizás los envases de papel vayan a tardar un poco, pero los de PHA (familia de polímeros y copolímeros de polihidroxialcanoatos) y PLA (polímero del ácido láctico), están a la vuelta de la esquina. Se trata de plásticos que se elaboran a partir de materias primas vegetales, como la caña de azúcar o el almidón de maíz. Los bioplásticos son considerados  por muchos como una auténtica alternativa eco-friendly al plástico tradicional ya que afirman ser fácilmente biodegradables, tanto en compostadores industriales como en el medio ambiente, teniendo además unas propiedades fisicoquímicas parecidas a los plásticos de origen fósil.

Será interesante evaluar el modelo final y ver su capacidad real para ser reciclado o desechado de forma sostenible. Hoy por hoy, la presencia de PLA en los flujos de reciclado de envases de plástico de orígen fósil, supone un problema pues no sólo no se reciclará ese envase, sinó que perjudicará seriamente el reciclado del resto. Promocionar estos envases como bioplásticos puede llevar a confusión: si es un envase plástico, luego teóricamente su gestión debe realizarse a través de contenedor amarillo. ¿Seguiremos responsabilizando al consumidor de su correcta separación, aún siendo casi indistinguible de un envaso de plástico tradicional?

Aunque, puesto que son biodegradables, quizás deberían ir al contenedor marrón de resíduos orgánicos, pero ¿se compostarán realmente sin las idílicas condiciones que se dan en los laboratorios, o perjudicarán el compostaje del resto de residuos? Todas estas cuestiones deberían ser tenidas en cuenta y probadas con test de comportamientos reales, antes de cambiar los materiales de envases y venderlos como una alternativa mejor.

Certificar la reciclabilidad

Papel y PHA podrían estar llamados a reducir la cantidad de plástico en los envases, y los productores de estos nuevos envases aseguran que van a ser completamente sostenibles. Sin embargo, como vemos, tal afirmación dependerá en gran medida del desempeño ambiental de los sustitutos que vayan a usar y del diseño de las nuevas botellas: ¿serán de un único material? ¿qué peso tendrán? ¿qué tintes usarán? son algunas de las cuestiones que aún están por resolver.

Para acreditar el beneficio ambiental de estos nuevos envases, los productores pueden optar por una certificación externa basada en el análisis riguroso de su ciclo de vida, que evalúe su capacidad real para ser reciclados eficientemente. El Sello de Reciclabilidad que hemos desarrollado en Dríade Servicios Medioambientales, junto con el Gremi de Recuperació de Catalunya y con el apoyo científico de la Cátedra UNESCO de Ciclo de Vida y Cambio Climático ESCI-UPF es, a día de hoy, el mejor aliado para demostrar el compromiso con el medio ambiente a través de la reciclabilidad real.

Apostar por la economía circular implica que, antes de cambiar el material de un envase, es imprescindible evaluar qué pasará realmente cuando se convierta en residuo.